viernes, 21 de octubre de 2011

Un poco de mitología griega

         Buenas! Hay que ver como está Grecia estos días eh? Bueno Grecia y casi todo el mundo pero hay especial virulencia en este país. Es una pena, antaño a la vanguardia de los avances, encumbrados como "creadores" de la base de lo que somos ahora y con una innumerable lista de científicos, ingenieros y filósofos que han dejado huella y ahora se halla en un estado de declive increíble. Pero no me refiero a declive económico, que también, me refiero a que hace mucho que dejó de brillar por sus hazañas y no ha dejado de ser un país mediocre. Y no es algo nuevo, prácticamente desde que Roma entró como Pedro por su casa Grecia no ha levantado cabeza: primero romanos, luego bizantinos - que son, en definitiva, los mismos romanos - y luego los turcos.

          Sin embargo tenemos la suerte de que un país puede ser más o menos fuerte militar o económicamente y luego dejar de serlo, sin embargo sus logros "intangibles", cuando intangibles se refiere a conocimientos y literatura siempre van a estar.

          Si hay una parte de la literatura que se les daba bien, esta era la mitología, que no es más que un modo que tenían de explicar el por qué de las cosas y la historia de los propios griegos. Hoy hablaré de una sencilla historia pero bastante original.

          Nuestro personaje protagonista es Ícaro. Es hijo de Dédalo. Sí, a la mayoría nos suenan aunque no sabemos de qué. Dédalo es el arquitecto del rey de Creta Minos. Es el constructor del famoso Laberinto de Creta y como todo rey cruel, para que nadie ni siquiera el autor (Dédalo) supiese la escapatoria del Laberinto, lo encerró junto a su hijo Ícaro en una de las torres.

Dédalo e Ícaro
          Dédalo consiguió escapar con su hijo de la torre, pero la isla estaba estrechamente vigilada por mar y ésa era la única vía de escape. Ideó un plan, reuniría muchas, muchísimas plumas y las iría uniendo con hilo y cera y les iría dando forma para crear unas alas. Cuando al fin terminó el trabajo, Dédalo se puso las alas y las batió. Se empezó a elevar en el aire y vio que el experimento daba resultado. Acto seguido equipó a su hijo con el segundo par de alas y le enseñó como volar. Cuando estuvieron preparados le dio un importantísimo consejo, le dijo a su hijo que no volase demasiado alto porque sino el sol derretiría la cera y echaría a perder las alas ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las plumas de las alas y las inutilizaría para volar. (Sí, por aquí va el rollo).

          Volaron y en principio todo parecía que iba bien, pasaron unas cuantas islas e Ícaro se motivó y empezó a elevarse demasiado, desoyendo u olvidando el consejo de su padre. Tanto fue lo que ascendió que la cera se derritió y sus alas se estropearon. Cayó y, lógicamente, murió. Su padre lloró y lamentando amargamente sus artes, llamó a la tierra cercana al lugar del mar en el que Ícaro había caído Icaria en su memoria.

          Así que ese es el motivo por el que una isla griega se llama Icaria. ¿Bonito eh? La verdad que la mitología griega es un gusto estudiarla/leerla.

Icaria

          Saludos !

          Pd: Dentro de no mucho (1 mes quizás), sale una película en los cines sobre Ícaro. Creo que no va a tener nada que ver con la realidad, pero bueno, habrá que verla.

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