viernes, 3 de febrero de 2012

Espartero

         Buenas! Después de 1 semanita de inactividad, vamos con algo suave. Seguro que alguna vez habéis oído eso de: tiene más cojones que el caballo de Espartero o frases similares cuando se quiere transmitir arrojo, valentía, osadía... Y ¿de dónde viene esa frase? ¿es famoso ese tal Espartero?


         Pues sí, muy famoso. Y con razón. En una época en la que España lamentablemente seguía la decadencia iniciada en el siglo XVII fue alguien que destacó muchísimo y que pudo haber nacido en una época en la que no le correspondía puesto que, como ya dije, España estaba en plena decadencia, llena de gente inepta, cobarde y egoísta. 


          Esta época exacta de la que hablo es el siglo XIX. Joaquín Baldomero Fernández-Espartero Álvarez de Toro nació el 27 de Febrero de 1793 en Granátula de Calatrava, Ciudad Real y murió el 8 de Enero de 1879 en Logroño. Fue un general español. Pero no es tan sencillo su periplo por la vida. Su familia era de clase media y tenía siete hermanos. Su padre había planeado iniciarlo o destinarlo a la vida eclesiástica pero este proyecto se truncó debido a la Guerra de Independencia española contra los franceses. Esto es porque Espartero, tras acabar el bachiller se alistó en 1808 en el ejército como voluntario para luchar contra los franceses. Su carrera militar es muy larga por lo que resumiré un poco o sino nos quedamos dormidos. 


         Tras varios años en Sur-américa, donde ascendió hasta nada más y nada menos que brigadier y Jefe del Estado Mayor del Ejército del Alto Perú, regresa a España después de ser apresado por Simón Bolívar y se establece en Logroño, donde se casa con María Jacinta Martínez de Sicilia, rica heredera de la ciudad y gracias a la cual se convirtió en un hacendado. 


         Fue nombrado Comandante General de Vizcaya en 1834 y puesto bajo las órdenes de un antiguo jefe suyo para tomar parte en la Primera Guerra Carlista, donde desempeñó un destacado papel. Sus primeras medidas recuerdan mucho la etapa americana. Al frente de una pequeña división, ordenó la fortificación de BilbaoDurango Guernica para defenderlas de las incursiones carlistas, y persiguió las pequeñas partidas que se iban formando en distintos puntos. La primera operación de envergadura enfrentándose al grueso de las tropas enemigas tuvo como escenario Guernica en febrero de 1834. Sitiados los cristinos por una columna de seis mil hombres, Espartero liberó la ciudad el día 24 con cinco veces menos fuerzas que los atacantes, lo que le valió el ascenso a mariscal de campo.


         Tras un par de años de duras batallas, con alguna derrota y muchísimas victorias, e incluso tras haber tenido que retirarse del frente para rehacerse de sus heridas, tantos éxitos militares le valieron su ascenso a ser nombrado general en jefe del Ejército del Norte y virrey de Navarra, en sustitución de Fernández de Córdoba. Alcanzar el grado de general en jefe hizo que el futuro duque de la Victoria moderase su crueldad, limitase sus acciones impetuosas y dedicase un tiempo a reorganizar el ejército isabelino que contaba con dos problemas graves: uno, la necesidad de moverse por un territorio, el carlista, bien asentado, donde las fuerzas leales a María Cristina sólo contaban con algunas grandes ciudades y fortificaciones, pero no libertad de movimientos; en segundo lugar, la falta de recursos para equipar las tropas y la ausencia de disciplina interna.


         Tras esto el final de la guerra ya estaba encaminada y concluyó con el famoso Abrazo de Vergara en el cual Espartero se daba un afectuoso abrazo con el general carlista Rafael Maroto. El final victorioso de la guerra le valió el título de grande de España y duque de la Victoria, amén del de vizconde de Banderas. Muchos años más tarde, el rey Amadeo I le concedió también el de príncipe de Vergara.
         La firma del acuerdo de paz con Maroto había sido contestada por muchos sectores carlistas, entre los que se encontraba el general Ramón Cabrera que, refugiado en el Maestrazgo, plantó cara a Espartero hasta que fue derrotado con la conquista de Morella el 30 de mayo de 1840, acción por la cual la reina Isabel le concedió el título de duque de Morella y el Toisón de Oro. Cabrera huyó hacía Cataluña con la mayor parte de los restos del Ejército del Norte, siendo perseguido por el general Leopoldo O'Donnell.
Casa de Espartero en Logroño
      
  Como político tuvo una carrera casi tan grande como la de militar. Es demasiado complejo describir con detalle pero a la vez con brevedad por la política pero sí puedo decir que fue Regente de España, tuvo que exiliarse debido a la dureza de su Regencia y obtuvo la reconciliación por parte de la Reina con posterioridad. Incluso durante su discreto retiro se le llegó a ofrecer en bandeja la Corona de España. No la aceptó, no obstante tenía ya alrededor de 80 años y no se encontraba con energías para acometer semejante empresa. Apuesto a que veinte o treinta años antes la hubiese aceptado sin dudarlo. 
        Pasó los últimos años de su vida en su hogar, rodeado del afecto de sus paisanos, siendo referente de muchos de los políticos de la época. Su conocida altanería dio paso a un hombre de estado, consejero para todos y que manifestó en cuantas ocasiones pudo su deseo de que las desavenencias entre las distintas facciones políticas no se solventasen más por la vía de las armas. La muerte de su esposa Jacinta lo sumió en un profundo pesar y ya no atendió más que a su propio final.
        Su testamento había sido otorgado el 15 de junio de 1878, apenas seis meses antes de fallecer y poco después de la muerte de su esposa. Al no tener hijos, Espartero nombró heredera universal a su sobrina Eladia Espartero Fernández y Blanco, por quien sentía gran predilección. La herencia, constituida por una gran fortuna, iba acompañada de todos los títulos y honores. Al resto de sobrinos y al personal de su casa les dio mandas y legados, y a su antiguo ayudante, el Marqués de Murrieta, le otorgó la espada con la que Bilbao lo obsequió y la estatua ecuestre que le regaló la ciudad de Madrid, además de otras pertenencias militares menores.
        Baldomero Espartero fue un hombre muy duro, frío, valiente hasta el extremo (iba siempre en primera línea del frente) y con unos valores e ideales muy rígidos. A veces demasiado cruel con sus enemigos, llegó a decirle al cura que le daba la extremaunción en su lecho de muerte: "Yo no tengo enemigos, los he fusilado a todos".  No es la única frase famosa que se le adjudica:
"A Barcelona hay que bombardearla al menos una vez cada 50 años."
"Para cojones los de mi caballo."
         Estas son otras de las perlas de este gran general. A la llegada de su muerte, ostentaba numerosos títulos entre los cuales estaban: príncipe de Vergara, duque de la Victoria, duque de Morella, conde de Luchana y vizconde de Banderas.
        La verdad que aparte de interesante me ha resultado un poco frustrante escribir esta entrada. Esto es porque a pesar de que no me gusta copiar mucho y me gusta escribir a mi manera, esta vez, debido a la vida de este señor tan llena de situaciones, acciones, fechas y hechos he tenido que rendirme y optar por informar más que relatar. Sino, me pegaría 5 horas intentando enhebrar la biografía de este señor. Además, aunque muchas veces puede meter la gamba o estar incompleta, la información de Wikipedia (en español) acerca de Espartero es buenísima, muy extensa, detallada y completa. De lo mejor que he podido leer en Wikipedia.
 Saludos !

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