Parte 1 — El dilema del libre albedrío
En el corazón de la Pasión de Cristo hay un personaje que sigue generando preguntas, culpa y misterio: Judas Iscariote. Fue uno de los Doce, compartió la mesa con Jesús… y lo entregó por treinta monedas.
Pero si Jesús es Dios, y Dios todo lo sabe… ¿era Judas verdaderamente libre?
Este dilema ha perseguido a teólogos y pensadores durante siglos. Porque si Judas no tenía opción de obrar de otro modo, entonces no sería justo condenarlo. Pero si sí tenía opción, ¿cómo puede Jesús anunciar su traición con certeza?
🧠 ¿Conocimiento divino anula la libertad?
Una respuesta tradicional, defendida por teólogos como Tomás de Aquino, distingue entre conocer y forzar.
Dios conoce todos los actos libres del ser humano, pero no los impone. Saber que alguien va a actuar de cierta manera no significa que se le obligue a hacerlo.
Así, en este marco, Judas fue libre. Pero Dios, que es eterno, contempló de antemano su decisión. La traición fue voluntaria, pero encajada dentro de un plan más amplio: el de la redención.
⛓️ ¿Fue Judas una pieza sacrificada?
Otras corrientes más deterministas, como ciertas ramas del protestantismo, han llegado a decir que Judas cumplió una función necesaria en el plan de salvación. Fue el instrumento por el que se hizo posible la cruz.
Pero en este caso, ¿fue entonces más víctima que verdugo?
El dilema permanece. La Iglesia católica nunca ha canonizado ni rehabilitado a Judas… pero tampoco ha condenado formalmente su alma. Como decía el papa Benedicto XVI:
“Judas está en las manos de Dios. No sabemos si fue un traidor absoluto o un instrumento de algo más profundo.”
📜 Parte 2 — El Evangelio de Judas: la herejía que lo salvó
A este debate se sumó en 2006 una bomba arqueológica: el llamado Evangelio de Judas, un texto gnóstico descubierto en Egipto y redactado hacia el año 150 d. C., mucho después de los evangelios canónicos.
🗝️ ¿Qué dice este evangelio?
Este Evangelio de Judas no fue escrito por Judas ni por sus contemporáneos. Refleja la visión de una secta gnóstica que creía que el mundo material era obra de un dios corrupto, y que Jesús vino a liberar las almas de esa prisión física.
Según este texto:
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Judas fue el único apóstol que entendió a Jesús.
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Jesús le confía el secreto: debe entregarlo para que su espíritu se libere del cuerpo y pueda regresar al reino divino.
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Los demás apóstoles son ignorantes y equivocados.
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Judas no traiciona, obedece.
🏺 Un hallazgo del desierto
El manuscrito apareció en los años 70 en Egipto, como parte del llamado Códice Tchacos, y fue publicado por la National Geographic Society en 2006. Se encuentra escrito en copto y data del siglo III o IV, aunque su versión original en griego sería anterior.
Su hallazgo generó controversia inmediata: algunos lo vieron como una rehabilitación de Judas, otros como una simple rareza herética más entre los muchos evangelios gnósticos.
❌ ¿Lo defiende alguien hoy?
Ninguna Iglesia cristiana lo reconoce como válido, pero académicos como Elaine Pagels o Bart Ehrman lo consideran clave para entender la diversidad del cristianismo primitivo.
No tanto por su veracidad, sino por lo que muestra: que hubo cristianos que reinterpretaron radicalmente a los protagonistas del Evangelio.
🧩 ¿Qué nos deja todo esto?
Dos visiones enfrentadas del mismo hombre:
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Una, el traidor que usó su libertad para vender al Maestro.
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Otra, el elegido secreto, que hizo lo que debía para desencadenar la redención.
Ambas tienen algo en común: Judas, aún hoy, sigue sacudiendo nuestras certezas.
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