domingo, 11 de septiembre de 2011

Batallón Sagrado de Tebas


           La causa de que cambie tanto de tema de una entrada a otra es que escribo acerca de lo que aprendo o miro cada día. Ayer vi la película de Alejandro Magno, y mirando por Internet acerca de Filipo II (su padre) y demás, encontré algo bastante curioso.

          Primero hay que situarnos: Grecia siglo IV a.C. Grecia está en clara decadencia pero a pesar de ello hay algunas ciudades (Atenas, Esparta, TEBAS, ..) que siguen manteniendo algo de esplendor. Las amenazas no venían ya sólo de los persas y sus aliados mercenarios sino que por el norte las tribus macedónicas se unían bajo el mando de Filipo II - padre de Alejandro Magno - y miraban con ansias la conquista de la débil Grecia. 

          Es por estas fechas (alrededor del 365 a.C.) cuando en Tebas se constituye lo que posteriormente se denominaría el Batallón Sagrado. Batallón que, a pesar de que algún líder lo utilizó como guardia personal, por lo general iban en el punto fuerte de la formación tebana. Duraron 33 años y sólo tuvieron una derrota en la Batalla de Queronea, batalla librada contra los macédonicos de Filipo II.

          Lo que tiene de curioso este batallón y por eso he querido escribir su historia es que estaba compuesto por 150 parejas de amantes, todos masculinos. Las parejas consistían en un miembro de mayor edad o "heniochoi" (conductor) y uno más joven o "paraibatai" (compañero). La motivación para el uso del "ejército de amantes" en batalla lo expresa Plutarco:
Para hombres de la misma tribu o familia hay poco valor de uno por otro cuando el peligro presiona; pero un batallón cimentado por la amistad basada en el amor nunca se romperá y es invencible; ya que los amantes, avergonzados de no ser dignos ante la vista de sus amados y los amados ante la vista de sus amantes, deseosos se arrojan al peligro para el alivio de unos y otros.

          Y efectivamente, luchaban con una fiereza inusual y nunca se retiraban. El mismo Filipo II quedó impresionado cuando comprobó la pila de muertos de dicho batallón. Se decía que murieron los 300 pero otras fuentes afirman que fueron 250 los fallecidos y así quedó demostrado al descubrirse su tumba comunal en Queronea, en la cual habían 254 cuerpos alineados por filas. En la misma Queronea se ordenó levantar un monumento en su recuerdo.
        
          Tras esta batalla, Filipo II instauró su hegemonía en Grecia.


 
 

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